Frente Musical: ‘Avanti Ragazzi di Buda!’

      Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Hungría -aliada de Alemania durante la contienda- fue invadida por el Ejército Rojo, convirtiéndose así en una “colonia” de la Unión Soviética. De esta forma, el país que hoy nos ocupa pasó a ser una “república popular” de corte stalinista, bajo el orwelliano liderazgo de Mátyás Rákosi.

      La policía política roja (ÁVH) ejecutó de forma súbita la purga de más de 7.000 disidentes. Miles de personas fueron arrestadas, torturadas, juzgadas, encarceladas en campos de concentración, asesinadas o deportadas al Este (éstos últimos padecieron condiciones de vida infrahumanas, siendo utilizados desde entonces como mano de obra esclava en granjas colectivas. La inmensa mayoría falleció como resultado de la falta de higiene o la desnutrición).

      7.jpgLa obligatoria imposición del idioma ruso y el adoctrinamiento político comunista fueron desde entonces el día a día en las escuelas y universidades de toda Hungría. Las escuelas y centros religiosos fueron prohibidos, y los altos cargos de la Iglesia en este país, expulsados para ser sustituidos por solideos encañonados, “leales” al Gobierno. La cabeza de la Iglesia Católica en Hungría, el cardenal József Mindszenty, fue detenida y sentenciada a cadena perpetua por “traición”.

      A comienzos de los años 50, en tan sólo un año, casi 30.000 húngaros fueron reubicados de Budapest, arrebatándoseles sus viviendas y propiedades para, a continuación, ser entregadas a  miembros del Partido Comunista. Como consecuencia, perdieron la vida: habían arrancado de sus manos todo lo que les permitía subsistir con dignidad.

      23 de octubre de 1956: el pueblo gritó «¡BASTA!». Masas armadas de juventud, desesperación y razón liberaron la Patria ocupada. No fue un levantamiento de derechas o izquierdas: se trataba de una oposición a ambas. Era Hungría, de frente, enarbolando la bandera de la Soberanía Nacional y de la Justicia Social frente a la barbarie.

“Queremos recobrar, inseparable, una unidad nacional de destino y una justicia social profunda. Y como, para lograrlo tropezamos con resistencias, somos resueltamente revolucionarios para destruirlas” — José Antonio.

      5La bandera sin escudo se convirtió en el símbolo de oposición al comunismo. Como la nuestra, limpia de patrañas borbónicas, se convierte día a día en la enseña nacional opositora a la desdentada monarquía.

En homenaje a la sangre joven y rebelde derramada por la libertad de Europa.

JUANMA

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